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Tomates tradicionales de Madrid, un tributo a nuestros abuelos
por Alcampo | Jul 30, 2020 | Alianzas Clave

Son de kilómetro cero y tienen el sabor de antaño, su cultivo revitaliza el campo madrileño y responde a la demanda del consumidor de comprar productos de proximidad, y su rescate rinde homenaje a nuestros padres y abuelos. Hablamos de tres variedades de tomates tradicionales de Madrid que el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario ha sacado adelante, gracias a su trabajo de investigación, al esfuerzo y al empeño de los agricultores de la región y a la apuesta de Alcampo para salvar variedades autóctonas y no perder la herencia de nuestra tierra.https://www.youtube.com/embed/knDKLsQRrEE?feature=oembed
Cuando la I+D+i saca del cajón semillas de antaño, trabaja en su recuperación y una vez que las ha salvado las confía a agricultores que defienden un cultivo sostenible para que las multipliquen y saquen adelante, se consigue una enorme y doble proeza: rescatar sabores tradicionales y rendir un homenaje a nuestros padres, a nuestros abuelos y a nuestras tierras. Y esto es lo que precisamente ha pasado con las tres variedades de tomates que Alcampo ha empezado a comercializar en sus centros, en un claro guiño en favor de las variedades autóctonas y de la protección de nuestra biodiversidad.
Esas tres variedades de tomates -Moruno, Gordo y Antiguo- son de kilómetro 0 y han sido cultivadas en tierras madrileñas, contribuyendo a revitalizar la economía y la demografía de un campo que en los años 70 empezó a sufrir el impacto de la industrialización y de su consiguiente abandono.
Un hito para la agricultura madrileña
La recuperación de esos tomates supone por tanto un hito para la agricultura de la Comunidad de Madrid y para los consumidores que ahora pueden degustarlos. También lo es para quienes han hecho que esto fuera posible. ¿Sus protagonistas? El Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (iMiDRA), tres agricultores madrileños y Alcampo.
Los inicios de esta historia se remontan al siglo pasado, cuando el iMiDRA empezó a buscar financiación para la recuperación del tomate. “La recuperación de variedades tradicionales en el iMiDRA empezó en los años 90, aunque no fue hasta 2005 cuando creamos un banco de semillas. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que uno de los productos que la gente más añoraba era el tomate, así que nos pusimos manos a la obra para recuperar los de antes y lo logramos, porque ahora tenemos 42 variedades”, explica Isabel Fernández Navarro, investigadora del iMiDRA y coordinadora del proyecto de recuperación de variedades tradicionales hortícolas.

Apuesta por un cultivo tradicional
Variedades con las que este instituto lleva haciendo ensayos los últimos diez años, apostando siempre por cultivarlos de manera tradicional hasta que se obtienen resultados que son interesantes y prometedores para el agricultor y el consumidor. Y más si hay un comercializador dispuesto a apostar por ellos, como lo ha sido Alcampo con las tres variedades de tomates de las que son objeto estas líneas.
“En Alcampo somos conscientes de la importancia de la biodiversidad, y la protegemos recuperando variedades autóctonas y defendiendo la herencia que nuestros padres y abuelos nos dejaron en nuestras tierras. Lo que hemos hecho con los tomates de Madrid es un buen ejemplo de ello”, sostiene Yolanda Fernández, Directora de Comunicación Externa y Responsabilidad Social Corporativa en Auchan Retail España.
Del campo a la mesa
“Cuando Alcampo entró en juego en este proyecto supimos que esos tomates se podrían comprar en una gran superficie, llevándolos prácticamente del campo a la mesa. Estos tomates se van a recoger por la mañana, se van a llevar al centro logístico de Alcampo y esa misma tarde la gente los va a poder comprar en las tiendas de esta cadena”, matiza la investigadora del centro de I+D agraria del Gobierno de la Comunidad de Madrid.
“Estamos ofreciendo un producto de proximidad, de kilómetro 0 y con una huella de carbono muy escasa porque estos cultivos no necesitan mecanización y porque nos ahorramos mucho en transporte. En iMiDRA creemos que nuestra investigación tiene que poner en valor al agricultor madrileño, contribuir a estabilizar la población rural, repoblar la España vaciada, y servir para evitar perder todo lo que nuestros mayores nos dejaron desde el punto de vista agronómico. Creemos que nuestra investigación debe servir para heredar los sabores de antaño, para evitar la pérdida de la biodiversidad y para recuperar el sabor tradicional”, apostilla la investigadora.
Protagonistas con nombre propio
Razones que defiende Alcampo para haber apoyado la recuperación y la comercialización en sus centros de estos tomates, y también los agricultores que están implicados en el rescate de estas tres variedades. Tres hombres que tienen el bonito denominador común de creer en la agricultura sostenible quienes, sin embargo, vienen de tres pasados muy diferentes. Eso sí, todos ellos coinciden en que estos tomates, “más feos visualmente hablando que los que estamos acostumbrados a ver en las tiendas, tienen un sabor y una textura que enamoran”.
“Hemos conseguido sacar adelante productos excepcionales con un sabor que enamora y conmueve”, asegura Félix Ledesma, uno de los tres productores de estos tomates, quien dice sentir “orgullo” al dar continuidad al trabajo que para su padre era su forma de vivir. “Yo vengo de una familia de agricultores y el campo y el sector agroalimentario me apasionan. Sin embargo, soy un recién llegado a la agricultura madrileña porque hasta hace tres años y durante los últimos 25 años mi profesión había sido agente de seguros”.
De corredor de seguros a agricultor
Licenciado en Empresariales, Ledesma compagina actualmente una pequeña cartera de clientes como agente de seguros con la que es su verdadera pasión: la agricultura. Su ‘nueva vida’ empieza cuando, pasados los 50 años, decide junto a un amigo que tenía semillas de tomates cultivarlos en Soto de Grillo, en Rivas Vaciamadrid, al este de la Comunidad.
“Nuestro objetivo siempre ha sido producir tomates con el mejor sabor y hacerlo de la forma más natural sin pesticidas, ni herbicidas… y lo logramos. De las dos hectáreas que tenemos dentro del parque agroecológico de Soto del Grillo -muy cerca de Velilla de San Antonio, donde hay unos recortados del Río Jarama y la reserva de aves del Parque del Sureste- hemos dedicado una hectárea para plantar unas 15.000 plantas de las tres variedades que comercializa Alcampo (unas 5.000 para cada variedad).
Los cálculos de Ledesma cifran en 40.000 kilos la producción que obtendrán de estos tomates, con los que -apunta- “también queremos luchar contra la España vaciada”. “Vamos a intentar que al menos unas tres o cuatro familias puedan vivir del campo con nuestro proyecto”, sostiene.
Su pasado en la banca. Su presente en el campo
Una ambición que comparten los otros dos agricultores que han trabajado para sacar adelante estas tres variedades autóctonas de tomates.
“Creo en la huerta, en sus posibilidades, en la agricultura sostenible y en que podemos rendir tributo a nuestros abuelos. Todos tenemos algún pasado agrícola”, dice Mariano García, otro agricultor implicado en este proyecto y, al igual que Ledesma, con una vida profesional pasada nada vinculada a la agricultura. “Mi historia como agricultor comienza hace cinco años, cuando dejé el banco en el que trabajé 12 años tras estudiar Administración y Dirección de Empresas para comprar un terreno entre Madrid, Cuenca y Guadalajara”, sostiene.
Tras comprar aquellas tierras -este emprendedor agrícola de 36 años y nacido en Villarejo de Salbanés, en la Comunidad de Madrid- comenzó a producir aceitunas para hacer aceite, cereal de secano y de regadío y a sembrar tomates de la mano del iMiDRA, con los que ahora tiene plantada una hectárea. “Hice un cambio drástico de vida, y siendo de familia humilde estoy pagando mis terrenos con un préstamo, pero estoy seguro de estar haciendo algo que merece la pena para la agricultura, para repoblar la España vaciada, dar empleo a zonas deprimidas, ofrecer buenos productos a los consumidores y recuperar nuestros sabores tradicionales”.
Saga de agricultores al rescate de lo tradicional
Máximas por las que también se guía José Francisco Brunete, el tercer agricultor que ha hecho posible la recuperación de las tres variedades tradicionales de tomates de las que hablamos en este texto. Agricultor, ingeniero agrónomo y originario de Quijorna, este madrileño de 54 años lleva años trabajando en la recuperación del garbanzo de Madrid con el que llegó a fundar la garbancera madrileña de la que es presidente.
En su huerta La Floresta de Quijorna, con la que apoya al iMiDRA para recuperar variedades autóctonas, Brunete tiene cebollas, melones, pimientos y tomates. De estos últimos cuenta con 4.000 plantas en las que tiene las tres variedades seleccionadas por Alcampo para su venta. “Vender nuestros tomates a Alcampo para que ellos los vendan a los consumidores es una oportunidad para todos, incluidos los consumidores a quienes podemos ofrecer sabores tradicionales de siempre, sabores de antaño, tomates que emocionan y que saben de verdad a los tomates que comían nuestros abuelos”, concluye.
Cuándo y dónde comprarlos
Alcampo comercializará los tomates Moruno, Gordo y Antiguo hasta el próximo mes de octubre. “Los primeros son los de la variedad Moruno; los de las otras dos variedades tardan algo más en llegar, aunque hacia la segunda quincena de agosto los consumidores podrán encontrarlas en los centros de Alcampo y comprarlas hasta el próximo otoño”, señala Isabel Fernández del iMiDRA.
“Estamos muy orgullosos de dar este espaldarazo a la agricultura y a los agricultores madrileños, y muy contentos de seguir adelante con nuestra protección a la biodiversidad. Apostamos por las variedades autóctonas y por recuperar la herencia de nuestros padres, de nuestros abuelos y de nuestras tierras”, concluye Yolanda Fernández, Directora de Comunicación Externa y Responsabilidad Social Corporativa en Auchan Retail España.EmailLinkedInWhatsAppFacebook